Val
Actualizado: 22 sept 2021
“Puedo ver el horizonte. Ahí está. Y aún cuando nunca pueda tocarlo, vale la pena tratar de alcanzarlo.”
— Tomado de la película “At first sight”, protagonizada por Val Kilmer.

Un tropezón en el camino
De vez en cuando, la vida te hace tropezar con una joya única con la que no esperabas encontrarte. Parte de lo grato del sentimiento se debe, justamente, a su condición de inesperado, a esa sorpresa que se desviste ante nuestros ojos. Cuando la fortuna me sonríe así, me aseguro de saborear el momento, y acuñar esa joya con especial candor y devoción.
Hace algunas semanas tropecé con una de estas joyas. Me fue necesario observarla cuidadosamente, examinarla con detenimiento, porque el polvo del camino disfrazaba su brillo escondido. Casi que parecía una piedra más pero, con tal sólo limpiarla un poco, su fulgor relució inmediatamente.
Hoy quisiera compartir qué encontré, y por qué me iluminó la vida. Ojalá, algo de su luz ilumine la suya.
Iceman
Yo tenía sólo 12 años cuando conocí a "Iceman". Su antagonismo con "Maverick", tipo como el que muchos queríamos ser, retrataba la trillada rivalidad entre el protagonista principal y su rival de turno. Iceman era un personaje bañado en su propio ego, que respiraba arrogancia y autosuficiencia, con un claro desprecio hacia todo aquello que no fuese perfecto. Su actitud era, en muchos casos, la de un "bully".
Y esa fue la imagen de Val que primó por siempre en mis retinas, aún después de ver a este eximio actor en varios y diferentes roles, algunos con dejos de aquel piloto engreído, y otros absolutamente distantes de semejante personaje.
Me sorprendió un tanto el notarle tan desmejorado cuando vi este documental auto referente, aunque ya me había enterado de su batalla contra ese monstruo despreciable, a veces casi que invencible, que es el cáncer. Pero lo que más me sacudió fue ver la profunda humanidad y la indiscutible sensibilidad de este caballero, dejando que su corazón desnudara su vida. Fue impactante ver al otrora Iceman reconociendo sus miserias, y demostrando su gallardía al no ofrecer excusas por sus errores. Pero aún había más por descubrir.
Una historia de amor
Por sobre todas las cosas, me di cuenta que eso es lo que este tesoro es, porque detrás del sufrimiento y las penurias por las que ha atravesado, y aún atraviesa, el amor se descubre en cada rincón, palabra y silencio.
Para explicarme mejor, digamos que en esta historia se muestra a un profesional dedicado y perfeccionista, a un actor entregado en cuerpo y alma a sus interpretaciones, absolutamente enamorado de su oficio, rendido sin reparos ante el arte de la interpretación. Igualmente, vemos a un hombre consciente de que, tal como las miles de grabaciones que conforman su gigantesco archivo, la vida está hecha de momentos y, cada uno de ellos, merece vivirse de una manera única. Lo que me lleva otra vez al amor, ya que basta con ver cómo, en múltiples ocasiones, se transforma en un niño, emocionado, sonriente y pletórico de felicidad ante la sola compañía de sus hijos.
Y también se trasluce el amor al tiempo presente, al ahora, a esos momentos únicos, irrepetibles. El amor al disfrute de la compañía presente, del sol que brilla hoy, de haber abierto los ojos una mañana más.
Un llamado a la pausa
Hoy, en un mundo en el que la espera, la paciencia, el trabajo, el sacrificio, la dedicación y tantas, tantas otras virtudes parecen hallarse al borde de la extinción, el detenernos a pensar en lo efímero de TODO, bien valdría un par de minutos de ese tiempo que, según nos venden, ya no tenemos. Val lo sabe y, por lo menos para mí, en esta pieza audiovisual parece querer gritarnos eso. Que todo pasa. Que todo cambia. Que todo se acaba. Y que hay que amar.
Hoy ya no se espera. Todo tiene que ser ya, ahora, de inmediato. Es tal nuestra adicción a la inmediatez que, hasta cuando estamos "texteando", necesitamos que una animación de tres puntitos nos avise que, del otro lado, alguien está contestándonos en ese mismo momento.
No podemos esperar. Ya no sabemos cómo hacerlo.
¿Se nos ha ocurrido pensar que, en el torbellino de la persecución de lo instantáneo, hemos perdido el disfrute del momento, de la espera? Porque las realidades cambian. Mudan, languidecen, y se van.
Tantos planes para las metas, y tan pocos pensamientos para el camino.
Estos tiempos de pandemia han sido muy especiales para mí –¿para quién no?– pero, paradójicamente, han redundado en una introspección muy profunda de mí mismo. Hay perspectivas a las que no tenía acceso y de las que ahora puedo disfrutar, prioridades que han cambiado de orden, muchas, muchas miserias que han salido a flote y, afortunadamente, algunos destellos de esperanza cierta y de cambios prometedores.
Sensación extraña y poco frecuente el mirarte al espejo, directo a los ojos, y por fin, – ¡por fin! –, VERTE.
Un nuevo horizonte
Si ante la adversidad podemos levantarnos enhiestos; si ante el dolor aún logramos sonreír; si ante la desilusión todavía nos arriesgamos a creer, hay más que esperanza.
Me gustaría que te regalaras ver este documental, y que lo disfrutes. Porque reitero que, más allá del dolor y las penurias hay, aunque tal vez algo escondido, un canto a la esperanza, una declaración de amor a la vida, y una oda al amor. Sólo hace falta sacudirle un poco el polvo, y verás la roca preciosa brillar.
Hay certeza de victoria.
Joyas como esta, ya no aparecen. Quedan pocas, y yo planifico atesorarlas con celo y determinación.
¡Salud, Sr Kilmer!
Y gracias, muchas gracias, por ese tropezón en el camino.
* Val Edward Kilmer (nacido el 31 de diciembre de 1959), es un actor norteamericano, uno de los más prolíficos de su generación. Su documental "Val" está disponible en el servicio de "streaming" de Amazon Prime.
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