Las revelaciones de la luz
“La oscuridad está llena de posibilidades.”
— Michael Leunig*
Imagen creada con Microsoft Designer
¿Oscuridad o resplandor? ¿Tinieblas o fulgor?
¿Y por qué no ambas?
En un año oscuro, muy oscuro, que acaba de concluir, han habido destellos refulgentes de claridad. A veces, cuanto más espesa la negrura, más potente se me ocurre la luz que aparece abruptamente.
Hasta ahora, cada vez que alcanzaba a notar un destello, un simple esbozo de claridad, sólo atinaba a correr en su dirección, en una carrera frenética y huérfana de sentido, creyendo que con alcanzarla me bastaría. Esa carrera desesperada siempre terminaba, indefectiblemente, en frustración, viendo la llama apagarse, desapareciendo sin remedio, devorada por la tiniebla.
No sé qué me cansó más, si el tanto correr, o lo vano de mis intentos pero, sea cual fuere la razón, un día entendí que esos centelleos no eran para ser perseguidos, sino utilizados. Me di cuenta que la luz que arrojaban develaban, entre las sombras que cedían, cosas escondidas cuya existencia, hasta ese momento, me era ajena. Y así fui encontrando herramientas que pudieran ayudarme a caminar una vez la penumbra me volviera a abrazar.
Sí. Herramientas cual linternas, fósforos o lámparas que colaboraran en crear, por mis propios medios, la luz que tanto necesitaba.
Y así aprendí que eso era lo que tenía que hacer. Mirar alrededor y ver lo que antes no podía. Apreciar mis logros, los momentos compartidos con seres queridos, las victorias trabajosas, los abrazos del reencuentro y tantas otras cosas que parecía ignorar, en vez de utilizarlos como instrumentos en mis momentos de mayor deseperación.
Eso era todo.
Mirar. Observar. Recordar. Dejar de gastar tanta energía y tiempo corriendo detrás de algo inasible.
Quizás eso sea lo único que podemos hacer con la iluminación que trae la esperanza. Siempre es más fácil ver a la luz del alivio y la sonrisa. La esquiva felicidad, cuando llega, alumbra, y es vital aprovechar su presencia breve para ver qué hay a nuestro alcance, qué conquistas hemos conseguido, cuáles obstáculos hemos superado, y cuáles han sido los avances en nuestro derrotero.
¿De qué sirve el resplandor si sólo podemos perseguirlo, pero no replicarlo?
Dice una canción que "vale más poder brillar que sólo buscar ver el Sol".
Yo me cansé de buscarlo. Me harté de depender y de ilusionarme . Al final del día, el único en quien puedo descansar para provocar cambios en mi existencia soy yo.
Nadie más.
Mi oscuridad es mía, me pertenece. No tiene otro amo, pero sí afecta a quienes me rodean cuando dejo que me destruya.
A lo largo de un año de muchas tinieblas, he comprendido, quizás con cierta fortuna, que las sombras son señal de la presencia de luz, y no de oscuridad. O tal vez, así es como prefiero interpretarlo. Así, me he dedicado, durante esos extraños ratos de efímera luminosidad, a examinar mi vida y ver qué tengo alrededo; a valorar esos pequeños triunfos que tan fácilmente se me olvidan, y a escudriñar cada centímetro de mi existencia mientras el resplandor me permite ver.
Eso es todo.
Utilizar la luz como herramienta, no como fin. Ya acepté que la oscuridad me seguirá visitando.
No me rendí, siemplemente lo acepté.
Mi victoria no radica en eliminarla, sino en saber cómo manejarla y acabar con el miedo a las sombras porque, repito, éstas son señal de luz, de resplador, de esperanza cierta.
Sí… "la oscuridad está llena de posibilidades". La diferencia está en cómo la vemos.
Gracias por seguir ahí.
Yo, de aquí no me muevo.
* Michael Leunig (June 2, 1945 - December 19, 2024), typically referred to as Leunig (his signature on his cartoons), was an Australian cartoonist. His works include The Curly Pyjama Letters, cartoon books The Essential Leunig, The Wayward Leunig, The Stick, Goatperson, Short Notes from the Long History of Happiness and Curly Verse, among others, and The Lot, a compilation of his 'Curly World' newspaper columns. He was declared an Australian Living Treasure by the National Trust of Australia in 1999.
Kommentare