Más fuertes que antes
“Cuida tu cuerpo. Es el único lugar en el que puedes vivir.”
— Jim Rhon
Antes de comenzar, permítanme aclarar que no soy doctor, ni entrenador personal, ni profesional de la salud. En esta publicación estoy, simplemente, compartiendo experiencias personales con el deseo de, a través de ellas, ser de ayuda para los lectores de este blog.
También me gustaría advertirte que, probablemente, esta publicación te resulte antipática. Cualquiera sea el caso, estás avisado.
Ahora bien; ¿cuál es la razón para mi enorme interés en un buen estado físico?
Para decirlo de la manera más simple posible, creo que todo comienza con eso. Cualquiera sean tus planes, metas o desafíos que busques superar, necesitarás una herramienta esencial: tu cuerpo. Sobretodo, un cuerpo que esté sano y fuerte.
Cuando contamos con un físico que está en forma, saludable y fortalecido, nuestra perspectiva del diario vivir mejora o, al menos, se hace más fácil de afrontar. Enfrentarte a tus retos sintiéndote pleno físicamente, no es lo mismo que el hacerlo sintiéndote débil, pesado o falto de aire. Tu cuerpo es tu principal herramienta, medio de transporte, protector y hogar. Y es mucho mejor cuando tu hogar es un sitio saludable, ¿verdad?
Por largos años, un buen u óptimo estado físico ha sido relacionado, específicamente, con las apariencias. No me malinterpreten… en lo personal creo que verse bien ¡es bueno! Lo que me preocupa es que se ignore que la plenitud física es mucho más que eso. Afortunadamente, esta visión ha ido cambiando. La sociedad ha comenzado a comprender que cuidar de nuestros cuerpos no es una opción y que tanto nuestro físico como nuestra mente pagarán, eventualmente, un alto precio por su falta de cuidado.
Ejercitarse no necesita convertirse en una prioridad. ¡Ya lo es! El hecho de que desconozcas esta realidad no la hace desaparecer.
Si en tu vida el ejercicio no es una prioridad, ESTÁS EQUIVOCADO.
Algunos datos científicos acerca de los beneficios de la actividad física:
A continuación, me he permitido enumerar algunos datos científicamente comprobados que arrojarán luz acerca del tema en cuestión.
La actividad física:
Fortalece nuestros huesos y músculos.
Libera endorfinas y dopamina en nuestro torrente sanguíneo.
Mejora nuestra memoria y el funcionamiento general de nuestro cerebro, sin importar la edad.
Ayuda a mantener un peso adecuado.
Reduce un número significativo de riesgos para nuestra salud, tales como:
Enfermedades cardiovasculares
Diabetes tipo 2
Ciertos tipos de cáncer (mama, pulmón, riñón, vejiga)
Mejora nuestra habilidad para desarrollar actividades diarias, reduciendo riesgos tales como el de sufrir caídas, ya que mejora nuestro equilibrio.
Disminuye sentimientos de ansiedad y depresión.
En resúmen: Incrementa nuestras chances de vivir una vida larga y saludable.
Esta lista no pretende ser un “ranking”, sino más bien un intento de brindarte algunas razones, en caso de que aún las desconocieras, que te ayuden a decidirte a comenzar una rutina seria y consistente de ejercicio que, sin lugar a dudas, cambiará tu vida. Tómate unos segundos para reflexionar e imagínate el sinnúmero de beneficios que la actividad física te traerá.
Algunos datos científicos que detallan consecuencias de la falta de actividad física:
Cuando nos ejercitamos poco o nada:
Nuestro cuerpo pierde aptitud física, lo que significa que se debilita. Esto no afecta sólo a tus brazos y piernas, sino también a órganos como tus pulmones y corazón.
Nuestra salud mental se ve perjudicada por la falta de ejercicio. La posibilidad de sufrir de estrés, ansiedad y depresión aumentará.
Se incrementa el riesgo de sufrir diabetes tipo 2, al igual que cáncer.
Las probabilidades de llevar un estilo de vida poco saludable se multiplican. Aumentan las chances de mantener una dieta poco saludable.
Nuestro sistema inmune se debilita.
¿Es necesario seguir citando razones? Al igual que la primera lista, esta también es sólo un mero resúmen de algunas de las consecuencias más nefastas que el sedentarismo provoca. Sin embargo, mas allá de la seriedad del tema, me ha sido necesario aceptar que, para la mayoría de las personas, todo esto suena como un “bla, bla, bla”, sin lograr que nada se modifique en su actitud.
¿Por qué no hacemos ejercicio?
He dedicado mucho tiempo a tratar de encontrar respuestas concretas a esta pregunta. Afortunadamente, la vida me ha enseñado que, la mayoría de las veces, una gran pregunta requiere de varias grandes respuestas. Sería muy ingenuo de mi parte creer que, al intentar adoptar un modo de vida saludable mediante una rutina física consistente, no encontraríamos grandes escollos.
¿Dónde comenzar, entonces? Honestamente, no lo sé. Lo que sí sé es que conozco el nombre de varias razones, las que citaré a continuación. Algunas son eso, razones, y otras, meras excusas. Dejaré a tu juicio decidir en qué categoría colocar a cada una.
No tengo tiempo: No lo sé con certeza, pero creo que esta es la principal respuesta que se ofrece como justificación para no ejercitarse. No voy a caer en el facilismo de decir que “todos tenemos tiempo” porque siempre podemos encontrar una excepción. Además de eso, sería una manera de ofrecerte una excusa para victimizarte y acusarme de ser, quizás con razón, ignorante de tu realidad. No deseo que eso suceda. Lo que deseo es que, honestamente, te preguntes si en verdad no te sería posible ejercitarte 30 minutos al día, 4 ó 5 veces por semana. ¿Tienes hijos pequeños, dos trabajos, largas horas extras? Ya pasé por todo eso. Lo más probable es que, si realmente lo deseas, puedas encontrar el tiempo necesario para hacer ejercicio. Créeme.
No tengo energía suficiente: Por supuesto que no, especialmente porque te repites esto a diario. Tu cerebro recibe ese mensaje y lo traslada a tu cuerpo, haciendo que éste se sienta falto de energía. Si yo sólo entrenare en aquellos días en los que me siento pletórico de fuerzas, mis jornadas de ejercicio se limitarían a un par de veces al mes. Además, ¿para hacer qué cosa, exactamente, no tienes energía? ¿Para correr un 5K, un 10K, una maratón? ¿Qué tal te parecería completar una vuelta a la manzana? ¿Podrías hacer eso? Por poco que parezca, es mejor que nada. Si logras hacerlo por cinco días consecutivos, pronto esa única vuelta se convertirá en dos, en tres y, sin darte cuenta, pronto te encontrarás trotando en vez de corriendo. ¿Sabes por qué? Porque eso es lo que un hábito provoca. Mi punto es este: no es necesario que establezcas una diferencia gigantesca hoy. Lo único que necesitas es comenzar a establecer algo de diferencia. Por favor, no te niegues esa oportunidad. Tú mereces sentirte mejor, y tus seres queridos también.
No sé qué hacer, o cómo hacerlo: Déjame decirte que, si esto es lo que te está impidiendo comenzar a ejercitarte, entonces no hay problema. Hoy, más que nunca, existen un sinnúmero de opciones de las cuales podrás elegir la que más te guste y convenga. Muchas de ellas son suscripciones mensuales o anuales pagas, y otras totalmente gratuitas. Simplemente busca en Google o YouTube y ¡comienza! ¿Te preocupa qué tan larga sean las rutinas del programa que escojas? Existen sesiones de ejercicio que van desde 7 minutos hasta una hora completa que ofrecen, inclusive, diferentes opciones en la cantidad de días a la semana que deseas ejercitarte.
No tengo el equipamiento necesario: Aquí, me basta con reiterar lo que acabo de expresar en el párrafo anterior. La enorme variedad en la oferta de programas disponibles incluye opciones para las que necesitas un gimnasio o, simplemente, el peso de tu cuerpo.
Ver los resultados va a tomar demasiado tiempo: ¿Qué importancia tiene eso? El tiempo seguirá pasando, sin importar qué hagas. Además, no todos los resultados necesitan de un largo periodo de tiempo para hacerse notorios. ¿Tener un “six pack” sí, definitivamente… pero dormir mejor, sentirte rápido y liviano, disfrutar de esa inyección de endorfinas y dopamina, esas cosas las podrás disfrutar casi inmediatamente. Pregúntate: de aquí a un año, ¿dónde me gustaría estar? Reitero una vez más… el tiempo va a pasar sí o sí, y no hay absolutamente nada que puedas hacer para evitarlo. ¿Cómo vas a usarlo? Esa es tu decisión.
Vivo con dolor: Esta razón es un universo en sí misma. Caer en la simplicidad de decir que el dolor puede ser un “motivador” y que deberías usarlo como “combustible” es algo que no deseo hacer, por más que, para algunas personas, pueda resultar verdadero. El haber experimentado dolor físico severo es algo que me resulta muy familiar, y eso hace que tenga mucho cuidado de expresarme con displicencia al hablar de este tema. Habiendo aclarado esto, mi argumento contra esta razón es que, si no te ejercitas, el dolor ya habrá ganado la batalla. En mi experiencia propia, para combatir mi dolor crónico de espalda he consultado con mi doctor de cabecera, recibido terapia física, me he educado para realizar mis rutinas cuidadosamente y me he acostumbrado a hacerlo aún con dolor, pero siempre responsablemente. Todo esto ha tomado tiempo, práctica y educación y las cosas ¡han mejorado! No puedo imaginarme cuán mal me encontraría hoy si no hubiese fortalecido mi cuerpo, especialmente mis zona abdominal, para proteger mi espalda. Es cierto que he tomado riesgos y que, muchas veces, me he ejercitado experimentando dolor, pero también he aprendido cuándo y cómo hacerlo. Y tú también puedes. Consulta tu doctor, edúcate, dile a tu dolor que es él quien tendrá que vérselas contigo, no al revés. Si ya estás sufriendo físicamente, ya estás experimentando aquello que temes. Haz algo al respecto y mejora tu situación actual. El dolor no tiene que ser el final del camino.
Tal como mencioné anteriormente, estas son sólo algunas razones, o excusas, que suelo escuchar de personas que han sucumbido a la tentación de no cuidar de su estado físico. Ciertamente hay muchas más, y todas necesitan ser discutidas con seriedad. La industria del “fitness” ciertamente podría ayudar más si dejara de limitarse a vender unos abdominales perfectos como la meta a la que aspirar. Las apariencias son importantes, principalmente porque cuando nos vemos bien nos sentimos bien. Sin embargo, enfocarnos sólo en ellas puede hacernos perseguir estándares sumamente difíciles de alcanzar, lo que podría sumirnos en un permanente estado de frustración.
¿Es esta una contradicción? ¿Podemos, o no, avanzar a través del dolor, la pereza y los pensamientos negativos? ¡Claro que sí! Pero no son nuestras metas las únicas que necesitan ser reales y sensatas, sino también los planes que establecemos para alcanzarlas. El plantearnos metas alcanzables a corto plazo fortalecerá nuestra mente y nuestro cuerpo al ayudarnos a acostumbrarnos al éxito. Esos abdominales que deseas ya llegarán, pero no en un par de meses, ya que lograr un abdomen fuerte y sólido toma tiempo.
Sé realista. Sé determinado. Sé consistente. Mañana será mejor que hoy.
¿Cuánto ejercicio es suficiente?
Primeramente, déjame aclarar algo que, quizás, no sea de tu agrado: el ejercicio es algo que debe ser parte de tu vida SIEMPRE. No se trata de entrenar por tan sólo un par de meses para perder ese par de kilos que ganaste en tus vacaciones, y luego volver a tu sedentarismo. Ejercitarte debe ser una PRIORIDAD en tu vida, tal como lo es alimentarte, dormir o trabajar para solventar tus gastos. Tú no “eliges” dormir, ¿verdad? Simplemente, lo haces porque, de no hacerlo, tu físico sufriría graves consecuencias. De la misma manera comes y te bañas a diario. Todas estas cosas son hábitos y prioridades para las cuales no tenemos un reemplazo sustentable. Lo mismo debería suceder con el ejercicio.
Ahora bien, si hablamos de metas específicas, descubrirás que tanto para una correcta rutina de ejercicios, como para una sana nutrición, encontrarás diferentes opciones. Es por eso que es de absoluta importancia que hables con tu médico de cabecera y, si tienes la oportunidad de visitar a un nutricionista y acceder a las instalaciones de un gimnasio, mejor aún. Esos profesionales te ayudarán a decidir el mejor camino a seguir. Y aunque entiendo que puede resultar un tanto inconveniente tener que hablar con todos ellos y unir sus consejos bajo un solo plan, definitivamente el hacerlo vale la pena. Y si no tienes acceso a un nutricionista o gimnasio, te reitero que podrás encontrar consejos profesionales “online” que te informarán acerca de tus opciones, y te aconsejarán cómo implementarlas en tu vida cotidiana, ya sea que busques adelgazar, ganar musculatura, o simplemente sentirte mejor. Pero, trata de hablar con tu doctor antes que nada. Tu seguridad y bienestar físico deben estar por encima de todo.
Habiendo dicho todo esto, por favor, considera que, cuanto mejor desees verte y sentirte, más tendrás que esforzarte. Piensa detenidamente acerca de qué es lo que quieres y planifica de acuerdo a ello. SIEMPRE deberás lidiar con cierto nivel de incomodidad porque, como lo indica una de mis frases preferidas, “lo que no te desafía, no te cambia”.
Además creo que, si aún estás leyendo estas líneas es porque, definitivamente, estás buscando un cambio en tu vida.
¿Cómo comenzar?
Un día a la vez. Un paso a la vez. Una repetición a la vez.
No existe otra manera (al menos no que valga la pena). De la misma manera que es necesario que te esfuerces, te comprometas y te sacrifiques, no es menos cierto que es extremadamente importante que no te abrumes fijándote metas inalcanzables. Los lunes, no pienso en lo que me espera por hacer en la semana. Sólo me enfoco en el lunes, porque eso es todo lo que necesito hacer. “Mañana” es mañana, y sólo me encargaré de él cuando se haya transformado en “hoy”.
¿Qué esperar de este camino?
Éxito. Cambio. Una mejor versión de ti.
¿Malestar, desafíos, dolor? ¡Definitivamente! Pero nada de eso será en vano.
Créeme. Sé lo que se siente. Lo experimento día a día. Y estoy agradecido de ello. Puedo decirte, con total honestidad que, sin mi rutina de entrenamiento físico, probablemente ya no estaría en este mundo.
Desearía poder ser más preciso y específico al transmitir mis sentimientos y compartir más de mi propia experiencia. Seguramente, habrá más tiempo para eso. Pero, sobre todo, deseo que tengas éxito, que alcances tus metas y que disfrutes de mirarte al espejo.
Sé quien deseas ser, y haz lo que deseas hacer. Sólo entonces podrás convertirte en quien tus seres queridos necesitan que seas, y hacer lo que ellos necesitas que hagas.
Y cuando tropieces siempre, siempre, hazlo hacia adelante.
* Emanuel James Rohn, (Sept. 17, 1930 – Dic 5, 2009), fue un emprendedor, autor y motivador estadounidense.
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